El corazón detrás de MisPlushies
Hubo una vez un grupo de niños que pasaban horas inventando mundos con peluches.
No eran peluches normales. Cada uno tenía su propia personalidad absurda y entrañable: un capibara que no sabía decir que no, una señora ratita que vivía para complacer a los demás, un manatí al que todos hacían bullying pero nunca dejaba de sonreír, y un gato… que era un adicto, cínico, pero con un corazón enorme.
Y luego estaba Murcielaguito, que solo confiaba en una persona, y por algo era el más especial de todos.
Esos peluches no eran solo muñecos. Eran emociones con patas. Inventaban historias, se reían, lloraban a veces, y sin saberlo, estaban creando un refugio. Una forma de sobrevivir a lo que sentían, sin tener que explicarlo.
Con el tiempo, uno de esos niños empezó a perder esa alegría. Lo que antes era juego se volvió silencio. Y un día, el dolor fue demasiado.
Se quitó la vida.
Los demás se quedaron con los peluches, los recuerdos, y una herida abierta. Pero también con una idea:
"Si estos muñecos nos ayudaron alguna vez… tal vez puedan ayudar a alguien más."
Así nació MisPlushies.
Una colección de peluches emocionales, absurdos y profundamente humanos. Cada uno representa una emoción difícil, algo de lo que no se habla tanto, pero que se siente muchísimo. Y al mismo tiempo, cada uno es un abrazo disfrazado. Un recordatorio blando de que sentir —todo— está bien.
Murcielaguito, el peluche más preciado, no está a la venta. Nunca lo estará. Porque esta historia no es un cuento.
Es real.
Y quien la vivió… soy yo.
Soy el creador de Mis Plushies. Y esta tienda es para ese niño que ya no está.
Pero también es para ti. Para mí. Para todos los que alguna vez sintieron demasiado.
Gracias por estar aquí.